Forman parte del paisaje urbano. Si se las viera desde el aire circulando por la ciudad en las horas pico, probablemente se asemejarían a hormigas. Las motocicletas son sinónimo de economía familiar, de transporte de circulación rápida, pero también de dolor y de muerte. En Navidad, se registraron cuatro motociclistas muertos en distintos puntos de la provincia y ayer se sumaron otras dos en la ruta 9, a la altura de la entrada a Tafí Viejo. El subdirector técnico del Hospital Padilla dijo que 36 personas llegaron al nosocomio entre la 0 y las 8 de Navidad, como consecuencia de accidentes de tránsito, de los cuales el 90% viajaba en motos.
La ciudad de Concepción se ha convertido en un paraíso de dos ruedas; la población de estos vehículos ha crecido tanto que la Municipalidad ha dispuesto que haya un estacionamiento especial en las cuadras. En una extensa nota que dedicamos en nuestra edición de ayer a este asunto, el empleado de una estación de servicio dijo que por cada auto atienden un promedio de 10 motos. Las autoridades de Tránsito de “La perla del sur” sostienen que el principal problema es la inobservancia de las normas viales y ello se refleja en el incremento de los accidentes y en las picadas que se efectúan con frecuencia en la avenida del Bicentenario que une la ciudad con la nueva ruta 38. De acuerdo con la estadística de accidentes de tránsito del Hospital Belascuain, entre junio y octubre ingresaron en la guardia 698 víctimas. De esta cifra, 377 sufrieron lesiones de distinta gravedad en percances con motos, es decir más del 50%. El 40% de ellos eran conductores menores de 18 años. El 80% de los motociclistas se accidentó circulando a alta velocidad, sin casco o sin luces, mientras que el 35% manejaba alcoholizado. El 20% sufrió traumatismo encefalocraneano y fue derivado al Hospital Padilla, de la capital. La directora del nosocomio dijo que durante los fines de semana, la guardia es “un infierno”. “Se ve mucha falta de conciencia. Hasta que no nos acostumbremos a respetar las normas de seguridad y no se actúe con el rigor necesario para que la gente no salga a la ruta en condiciones riesgosa, la situación que observamos no va a cambiar”, afirmó.
Respecto de los transgresores, en septiembre pasado, un funcionario del Departamento de Educación Vial capitalino dijo que muchos de los conductores son menores de edad. “No saben conducir, y de todas formas los padres se las prestan. Un 60% de los accidentes de tránsito en San Miguel de Tucumán son protagonizados por menores en moto”, sostuvo. Se estima que ocurren entre 20 y 30 accidentes diarios en la capital.
En otras ocasiones, hemos señalado que una de las principales causas de los accidentes es la facilidad con que las municipalidades otorgan la licencia de conducir. Si no hay un curso previo que incluya exámenes rigurosos, es difícil concientizar a una persona de que subirse a un vehículo es una gran responsabilidad. ¿Cuál es la razón por la cual el Estado les otorga el carnet de manejo a los menores si la misma autoridad está señalando que no saben conducir? Y si matan al alguien, ¿los padres son responsables y van presos? ¿Quién se hace cargo de las víctimas? Los municipios deberían unificar el criterio privilegiando la preservación de la vida de los ciudadanos y no la recaudación. A mayor educación, exigencia y control, menor cantidad de accidentes y de muertes.